La humedad de capilaridad y humedad en paredes solo se da en las partes de los edificios en que existe contacto con el suelo.

Plantas bajas, semi sótanos o sótanos.

Es una humedad considerada estructural y por lo tanto es comunitaria.

Tratarla es posible mediante distintos sistemas, pero nunca debe de cubrirse.

Veamos como atajar el problema de la capilaridad.

Humedad de capilaridad, humedad en paredes

La humedad de capilaridad, afecta a los muros que están en contacto con el terreno.

Da igual si el contacto con el terreno natural es por apoyo en el grueso de su sección, toda la base en toda la anchura.

Como si es por contacto en el total de sus caras o solo en una parte de uno de sus lados si se trata de un muro enterrado o semi enterrado.

La humedad de capilaridad afecta a los materiales de construcción que están en contacto con el terreno.

La diferencia de polaridad que tienen los terrenos y los materiales de construcción, generan una atracción eléctrica que atrae a la molécula de agua que existe en todo terreno natural.

Si hay contacto muro-tierra, ya hay peligro de generar una patología por humedad de capilaridad.

Una vez que entra en contacto la molécula de agua con el material de construcción, las leyes de la capilaridad hacen que el agua penetre en la red de conductos capilares y poros que tiene todo material de construcción.

SI el terreno dispone de una humedad que rebasa a la de su equilibrio, (exceso de humedad), este agua sobrante, migra en forma de vapor ascendente y ataca por capilaridad a todos los materiales que se encuentre en su camino hacia la zona de evaporación, que es la superficie.

Actualmente, los suelos pavimentados u hormigonados, impiden la natural evaporación del agua del subsuelo y reducen mucho el espacio para ello.

Consecuentemente, el equilibrio que busca este exceso de humedad del subsuelo, encuentra solo una salida. Nuestras paredes.

La humedad de capilaridad en muros o paredes, ya sean enterradas o estén sobre la superficie del terreno, es consecuencia del efecto chimenea que se desarrolla en el interior de la intrincada red capilar de las paredes.

Si se recubren o los revestimientos de los muros son poco transpirables, la altura del zócalo capilar será mayor.

Capilares finos, más altura. Capilares gruesos menor altura que puede conseguir el agua en su camino hacia la evaporación.

Si el terreno contiene sales, cosa casi generalizada, nos encontramos entonces que en los muros apoyados en el terreno se infiltran las sales disueltas en el agua.

Electricidad natural que atrae a la humedad hacia la casa. Electricidad artificial que nos permite secar la casa.

Estas sales que avanzan directamente hacia la evaporación en la superficie, algodoncillo blanco, o lo que es peor, a pocas décimas o milímetros bajo la superficie, causando roturas y degradación en los materiales de construcción (criptoeflorescencias).

Las sales, modifican la densidad del agua del terreno que además dispone de una ligerísima carga eléctrica (debido a la alta polaridad del enlace iónico de la molécula de agua) ya tenemos montado un sistema de ósmosis natural, que es la autentica bomba eléctrica de impulsión entre el agua del terreno y la intrincada red capilar del material de construcción.

Observando este efecto natural, podemos llegar a la conclusión de que si variamos la polaridad de la carga eléctrica que tenemos en el material de construcción y la igualamos con la del terreno, generamos un efecto repulsión (polos iguales se repelen)

Si logramos este efecto, ya tenemos un campo de fuerza, mínimo pero efectivo, que impide que contacte la molécula de agua del terreno con el material de construcción.

El mejor sistema para eliminar definitivamente las humedades de capilaridad de nuestros muros

La forma de conseguir esta repulsión eléctrica “natural” es una centralita de electroósmosis inalámbrica que impedirá que nuestras paredes sufran de humedad de capilaridad.

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No falla, no hay error humano.

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¿Humedad de capilaridad y humedad en paredes?, NO gracias.

Un saludo

Ferran Guarch, CEO Humedad Controlada